CONSUMO DE CARNE VACUNA SE DESPLOMA: DE 60 A 49 KG POR HABITANTE Y SIN SEÑALES DE REPUNTE

LOCALES MUNICIPIOS NACIONALES

El empresario salteño Dardo Romano atribuye la caída del 20 % a la crisis económica, la prolongada sequía y los altos costos de producción, mientras gana terreno la carne importada de Brasil.

La tradicional pasión argentina por la carne vacuna enfrenta su peor momento en décadas. Según Dardo Romano, referente cárnico de Salta, el consumo per cápita descendió de manera sostenida desde 58–60 kg anuales a apenas 49 kg, una baja del 20 % que no muestra signos de revertirse en el corto plazo.

Romano explica que la retracción es multicausal: la pérdida de poder adquisitivo limitó la demanda interna, y la prolongada sequía golpeó duro a la ganadería, encareciendo la hacienda en un contexto de inflación persistente. “En ciclos de hasta tres años, cualquier problema climático se paga con menos oferta y precios más altos”, advirtió.

El fenómeno no es exclusivo del país. A nivel global, las dietas se diversifican y la carne vacuna cede terreno frente a proteínas más baratas o percibidas como saludables. En la Argentina, esa tendencia encuentra eco en la rápida expansión del consumo de pollo y cerdo, cuya producción es mucho más corta y, por ende, más económica.

La escasez local abrió la puerta a cortes importados: en Salta ya circulan carne porcina y vacuna brasileña, sobre todo en segmentos “económicos” o de nicho. Con un rodeo que triplica al argentino, Brasil llega con precios competitivos y logística aceitada, reforzando la presión sobre los frigoríficos locales.

Mientras tanto, la ganadería nacional continúa estancada con un stock equivalente al de hace cuatro décadas. Romano advierte que, sin políticas de incentivo y estabilidad macroeconómica, “la recuperación será lenta y la mesa de los argentinos seguirá resintiéndose”


Gentileza: Bien informados

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