Milei quiere que su tercer candidato a diputado sea primero y los libertarios presionan a la Justicia electoral. Su pasado menemista, la desconfianza de Macri y la vocación por violetizar al PRO.
Con José Luis Espert fuera de la carrera electoral por sus vínculos con un presunto narcotraficante y a pesar del dictamen de la fiscal Laura Roteta a favor de su remplazo por Karen Reichardt al tope de la lista, La Libertad Avanza apuesta a Diego Santilli, un político que personifica el concepto de «casta» como pocos en la provincia de Buenos Aires.
Si los apoderados de la alianza entre La Libertad Avanza y el PRO logran su doble objetivo de poner a Santilli a la cabeza de la lista de candidatos a diputados nacionales y además reimprimen las boletas con su rostro, como él mismo se empeña en reclamar, no será todo ganancia.
A cambio, por el eventual gasto de reimpresión deberán resignar definitivamente el discurso anticasta o convertirse en meme de las redes sociales.
Santilli con Menem
«El Colo», como siempre le dijeron en el PRO y ahora lo llama cariñosamente Milei, es hijo de Hugo Santilli, empresario de la construcción y presidente de River Plate durante casi una década. Ferviente menemista, artífice de actos de campaña en el Monumental, fue retribuido por el riojano con el cargo de presidente del Banco Nación durante los primeros años de su gestión.
No se puede entender quién es Diego sin ponderar la influencia de su padre. Tras recibirse de contador en la UBA, viajó a realizar posgrados en Estados Unidos a instancias de él. Luego, intentó iniciarlo en los manejos del club, pero a Diego le tiraba más el paraavalanchas.
Finalmente, se incorporó a la militancia justicialista porteña, en tiempos de Carlos Grosso intendente y de Miguel Ángel Toma como figura de peso. Trabó amistad, entre otros, con Cristian Ritondo y en particular con Mariano Mera Figueroa, hijo de Julio, entonces ministro del Interior.
A diferencia de Ritondo, que había hecho el cursus honorum desde las unidades básicas de su Mataderos natal, Santilli y Mera Figueroa eran hijos de funcionarios, lo que les valió un rápido acceso a la función pública. Fue designado como director en un área del gobierno municipal y pasó por la Dirección de Migraciones.
Mera hijo terminó preso en una causa por secuestro y amenazas con violencia de género contra una ex, que involucraba a integrantes de La Doce. Tras varios años prófugo, cayó detenido en 2021.
Santilli con Macri
Tras la implosión del sistema político de 2001 y el advenimiento del kirchnerismo al poder, integró la primera tanda de peronistas porteños en pasarse al macrismo, entonces denominado Compromiso por le Cambio. Lo hizo de la mano de Carlos Grosso, el histórico cerebro en las sombras de Mauricio Macri, puesto ahí por su padre, Franco.
En 2005, un episodio signaría para siempre su relación con Macri. Ese año, el gobierno de Aníbal Ibarra estaba jaqueado por las consecuencias de la tragedia de Cromañón. El bloque macrista no tenía una posición unívoca frente al posible pedido de juicio político.
Santilli acompañó a su entonces jefe de bloque, Pablo Mercado, a una reunión secreta con la mesa chica de Ibarra. Ambos se comprometieron a no apoyar la iniciativa, que consideraron “una locura”. Pero Santilli vio la posibilidad de sumar puntos con Macri y sacarse de encima a su superior inmediato. Mercado cumplió su palabra, Santilli no. Ibarra terminó destituido y Mercado armó un monobloque.
Ese hecho fue fundante para las aspiraciones políticas de Macri, que recién entonces vio la posibilidad concreta de convertirse en jefe de gobierno. Sin embargo, no quedó exactamente agradecido con Santilli. Desde entonces, recurre a él cuando lo necesita pero lo recela a la vez.
Fue senador nacional y ministro de Espacio Público y Medio ambiente. Pero su momento de mayor poder llegó en 2015. Cuando Macri asumió la presidencia, se llevó con él a los dirigentes porteños de su mayor confianza a la administración nacional. A Santilli le tocó quedarse en el gobierno local, como vicejefe de Horacio Rodríguez Larreta.
La desconfianza de Macri con Santilli, como con casi todo dirigente de origen peronista, quedaría a la vista con las investigaciones de la comisión bicameral de Inteligencia por espionaje ilegal, que derivaron en una causa federal. Según consta en ese expediente, la AFI infiltró una mucama en la casa de Santilli, que todavía residía en Palermo Chico, para tener pleno acceso a su intimidad.
La reacción de Santilli, en aquella ocasión, estuvo en línea con la descripción de quienes lo conocen de cerca: alguien en extremo permeable con los poderosos. El ahora candidato exculpó públicamente a Macri y sostuvo que se trató de un acto de cuentapropismo de algunos agentes aislados.
En 2018, el micro que llevaba a los jugadores de Boca a jugar la final en el Monumental, que terminó por disputarse en Madrid, generó un enorme escándalo. Como consecuencia, el ministro de Seguridad porteño, Martín Ocampo, debió presentar su renuncia. Santilli tomó esa cartera a su cargo, sin abandonar la vicejefatura.
En 2021 cruzó la General Paz para comenzar una nueva etapa de su carrera política en la provincia de Buenos Aires. Con el Covid y los cuestionamientos a la cuarentena aún frescos, el objetivo era construir algo al servicio de la candidatura presidencial de Larreta en 2023.
Una versión indica que el PRO obtuvo dinero de Leonardo Cositorto, el dueño de Generación Zoe, una estafa piramidal, que se encuentra detenido desde 2022 y ya recibió condenas por esos hechos en distintos tribunales provinciales.
Aunque esa versión circula desde entonces, el propio Cositorto se encargó hoy de afirmarlo en una entrevista radial que dio desde su celda. «Yo entregué 32500 dólares para las generales» y «no me gusta que me nieguen, yo no soy Fred Machado», son algunas de las perlas que dejó, además de involucrar también al ex intendente de Quilmes, Martiniano Molina.
En 2021, Santilli venció en las PASO de Juntos por el Cambio al neurólogo radical Facundo Manes. Pero allí concluyó su fortuna. En 2023, como precandidato a gobernador de Larreta, fue derrotado en las PASO por Néstor Grindetti, que acompañaba a la actual ministra de Seguridad y entonces candidata presidencial, Patricia Bullrich.
Santilli con Milei
Más cerca en el tiempo, Santilli fue de los primeros en entender que el apoyo incondicional de Macri a Milei era el fin del PRO. «Si le va mal nos hunde y si le va bien nos come», acertó.
Lo que no predijo es que los comería primero y los hundiría luego en un período de tiempo tan breve. Sin embargo, pintarse de violeta fue para él la posibilidad de combinar la necesidad de supervivencia política y la vendetta personal hacia Macri.
Fue uno de los ochenta y siete héroes que blindó el veto a la emergencia previsional y le votó a Milei absolutamente todo.
A diferencia de Luis Juez, que por motivos personales no acompañó el veto a la emergencia en discapacidad, Santilli votó también contra la emergencia pediátrica, a pesar de que uno de sus hijos fue atendido por profesionales formados en el Garrahan.
Ahora, con Espert fuera de carrera ya pidió que las boletas vuelvan a reimprimirse, pide dejar atrás el mal trago con el economista que renunció a su candidatura en medio de un escándalo relacionados con el narcotráfico y se puso al frente de una campaña que, todavía, no lo definió al frente de la lista. Se vota en menos de 20 días.
Fuente: Página 12